lunes, 19 de agosto de 2013

24/07/2013 S'ARENAL - CABRERA (25nm):


Nos despertamos sobre las 09:00h, teníamos por delante una larga travesía hasta Cabrera, por lo que desayunamos, y no  tardamos mucho en zarpar. Pasamos toda la mañana navegando, cosa que como de costumbre no gustó nada a la almiranta, que volvía a estar de mal  humor. Navegamos y navegamos y poco a poco nos fuimos acercando a la isla de Cabrera. 



Estábamos llegando cuando era la hora de comer, por lo que antes de entrar en la bahía les preparé la comida. Como siempre la almiranta no quiso comer, y yo como de costumbre piqué algo y me comí las sobras.




Entramos a la bahía de Cabrera sobre las 15:30 del mediodía. Estuve llamando por radio, pero nadie respondía a mi llamada. Tenía reservada la boya B-25 (al fondo a la derecha), y al acercarme pude ver que estaba ocupada. Me informaron que la hora de salida eran las 17:00h, por lo que buscamos una boya libre y nos amarramos mientras esperamos que dejaran nuestra boya libre.
Igual que el día de la cala de Portals Vells, una multitud de peces vino a darnos la bienvenida. Era alucinante la cantidad de peces que nos rodeó en un momento, mientras que las grumetillas y la almiranta les echaban comida... increíble... nunca había visto tantos peces juntos, peces de distintas especies...





Nos bañamos y buceamos entre la multitud de peces, era como en los documentales de la tele, estábamos literalmente rodeados de peces, que por algún motivo no tenían ningún temor de nuestra presencia. Supongo que al ser una reserva natural, y estar prohibida la pesca, los peces sabían que no tenían nada que temer.
Puse el motor en la auxiliar, y la preparé para poder ir a tierra.
La verdad es que Cabrera es un pequeño paraíso, y esta vez la magia del lugar, ganó a las malas vibraciones de la almiranta, que poco a poco y sin querer fue cambiando de humor, y por una vez empezó a disfrutar de la magia del momento.

Sobre las 17:00h dejaron nuestra boya libre, y nos dirigimos rápidamente hacia ella. Una vez amarrados, y un poco acojonados en principio por la poca profundidad, montamos el toldo, y colgué una hamaca sujeta a los extremos del tangón, para poder tumbarnos y relajarnos disfrutando de este paraíso.






Sobre las 19:00h nos fuimos a tierra con la auxiliar, primero al embarcadero que hay cerca de la playa, y después de dar un paseo y charlamos con un par de militares destinados esa semana al paraíso de Cabrera.







Después volvimos a coger la auxiliar y nos acercamos hasta el muelle, donde pasamos por la oficina para informar de nuestra llegada, y tomamos algo fresquito en el bar, finalmente subimos hasta el castillo donde teníamos unas estupendas vistas del paraíso:






Finalmente volvimos a nuestro barquito, y seguimos bañándonos hasta el anochecer, nos acercamos nadando a una pequeña cala al ladito de nuestra boya... nuestra cala. 





Después montamos la mesa en la bañera, cenamos bajo la luz de la luna y las estrellas, con la ayuda de un farolillo, y después de cenar no tardamos mucho en quedarnos dormidos después de una mañana navegando y una tarde en el paraíso.

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