El Marc y la Montse no estaban muy convencidos, su familia
les había avisado por teléfono de que pintaban lluvias para todo el fin de
semana… pero los convencí diciéndoles que la lluvia no importaba, que lo malo
eran el viento y las olas.
Al final, entre que nos levantamos tarde, y las compras de
última hora, zarpamos sobre las 12 del mediodía.
Mientras estuvimos al abrigo de la isla de Ibiza la cosa fue
bastante tranquila. Al cabo de unas horas, la previsión de Xavi se empezó a
cumplir, mar de fondo de 1,5m, pero no lo teníamos del través, sinó un poco por
la amura, por lo que el Furia subía y bajaba las olas sin problemas, aunque el
balanceo dentro del barco era constante. A la hora de comer, preparamos unos sándwich,
no teníamos mucha hambre. La tripulación cansada de la juerga de la noche
anterior se mareó un poco, y se refugió del sol tumbándose en las literas a
dormir. Y yo me pasé toda la tarde en cubierta, escondiéndome del sol detrás de
la vela mayor, y observando el mar en busca de delfines… no vi ni uno.
Hacía un poco de viento, por lo que decidí darle un descanso
al motor y navegamos casi una hora a vela:
El Marc y la Mónica estaban bastante mareados, y con las
prisas para salir se olvidaron de comprar biodramina, por lo que se pasaron
casi todo el día durmiendo. Al anochecer nos decidimos a hacer la cena,
teníamos pollo a la plancha que lo acompañamos con una ensalada de arroz. Con
el movimiento del barco era un poco incomodo cocinar, y totalmente imposible
cenar en la mesa. Mientras intentaba hervir el arroz se terminó el gas, y tuve
que cambiar la bombona… abre el tambucho, busca la bombona de recambio, quita el
tornillo que fija la tapa del compartimiento del gas …etc sin darme cuenta, yo
también me maree un poco, pero por suerte se me pasó bastante rápido.
Al final Montse terminó de hacer la cena, y volvimos a
recibir la visita de un delfín que vino a saludarnos.
Cenamos como pudimos, todos en la bañera, y después de cenar
me tumbé a descansar media horita, antes de la guardia, que otra vez la hice
doble ya que la Mónica estaba mareada.
Mi guardia transcurrió sin problema, iban pasando las horas
y poco a poco llegamos a la mitad de nuestra travesía. A las 02:00 desperté a
Marc para que hicieran sus guardias y me tumbé a intentar dormir un rato, cosa difícil
ya que la luz del frontal de Marc me deslumbraba cada dos por tres, y Marc me
despertó un par de veces por los barcos que nos cruzamos, pasamos bastante
cerca de un enorme crucero, otra vez para decirme que íbamos directos a una
tormenta con bastante actividad eléctrica.
A las 06:00 Marc me despertó, me volvió a tocar guardia, la
noche llegaba a su fin, y empezaba a clarear, por popa se veía bastante despejado, pero pero delante nuestro seguía la
tormenta, nubes negras, que poco a poco fuimos alcanzando y empezó a llover.
Corrí la tapa del tambucho, y me metí dentro a seguir la
guardia protegido de la lluvia. En la pantalla del OpenCPN veía con el AIS los
barcos que teníamos alrededor, por lo que estuvimos bastantes horas haciendo la
guardia desde dentro, sacando la cabeza cada 10 o 15 minutos.
De repente la Mónica se puso a chillar que había un bicho
dentro del barco, y es que había entrado una enorme libélula. Abrí el tambucho
y conseguí ahuyentarla, pero al salir fuera me di cuenta de que había varias libélulas
que nos habían ocupado el barco.
Empezó a llover un poco mas fuerte y entraban gotitas de
agua por los tornillos del cierre del tambucho. Las mujeres se levantaron y
desayunaron un poco. El Marc se despertó malhumorado por que no le dejábamos dormir,
y se puso a chillar como un loco… le llamé la atención y pasé de discutir con
él… como ya estaban todos despiertos me tumbé a descansar un rato, y dormí un
par de horitas mas.
La mañana pasó casi sin darme cuenta, y cada vez estábamos mas
cerca de nuestro destino.
Poco a poco el viento fue subiendo y corríamos un poco mas.
Intenté sacar el genova pero entonces al piloto le costaba mantener el rumbo,
por lo que decidí volver a enrollarlo, prefería perder medio nudo de velocidad
que tener que estar en la caña. Ya
quedaban solo 25 millas, estábamos llegando, al cabo de una hora quedaban 20
millas y el viento y el mar empezaron a crecer… una hora mas, nos quedaban 15
millas pero no veíamos tierra, y nos metimos de lleno en un temporal de Levante
con vientos de 25kn del través y olas cada vez mas grandes.
Pedí a la tripulación que se metiera dentro cerré el
tambucho y me quedé con la escota de la mayor en la mano cazando y soltando
cada vez que entraba una ráfaga de viento. Las olas barrían la cubierta y yo en
la bañera recibía los constantes rociones como si de una ducha de tratase.
Enseguida salió la Mónica que prefería estar fuera que dentro ya que se
mareaba. Y ahí estábamos los dos, codo con codo, recibiendo los rociones,
pasando olas que ya habían crecido hasta llegar a los 3 y 4 metros, capeando el
temporal la mar de felices, riendo y pasando frío. Tardamos 3 horas mas en
llegar a puerto, a unas 12 millas nos juntamos con unos pesqueros que volvían a
puerto, y poco a poco nos fuimos acercando, llegamos a la piscifactoría, y por
fin conseguimos entrar a puerto sobre las 5 de la tarde, cansados, pero
contentos de llegar sanos y salvos, después de una travesía de 135 millas desde
San Antonio.
Nuestras vacaciones llegaban a su fin. Habían sido 20 días
embarcados, habíamos recorrido 520 millas, y habíamos conseguido hacer el
triplete: Mallorca – Menorca y Ibiza!!!