Como cada mañana fuimos a la cofradía de pescadores de San
Antonio a comprar el hielo y zarpamos a disfrutar de una nueva cala.
La travesía fue un poco movida. Soplaba un viento del
suroeste que nos era bastante favorable, aunque por este lado de la costa de Ibiza
el viento rola constantemente siguiendo la orografía del terreno, lleno de
acantilados…
Al acercarnos a la cala me di cuenta de que no estaba nada protegida
del viento que teníamos ese día, mire la carta en el OpenCPN, y decidimos ir a una
cala cercana, mas protegida del viento del oeste, la cala de Puerto de San
Miguel.
En la cala habían bastantes barcos fondeados en el centro,
pero pude ver que entrando en la cala, a estribor, detrás de un saliente, hay
como otra pequeña cala mas protegida, con barcos fondeados en boyas.
Buscamos un claro de arena en la posidonia, i echamos el
ancla, como de costumbre baje buceando a comprobar que quedara bien cogida.
Montamos el motor en la auxiliar, y llevé a Marc a la
pequeña cala, tenía ganas de estar solo, y volví al barco para llevar a las
chicas al puerto de San Miguel donde pasaron la mañana paseando y tomando algo,
mientras yo me volví al barco.
Al mediodía recogí a la tripulación y nos fuimos al barco a
comer. Ese día la Mónica preparó un delicioso solomillo a la pimienta, con
arroz, y una ensalada, acompañado por una botella de crianza… mmm… y de postre
un poco de queso de Mahón con el vinito que quedaba.
Después de comer nos tomamos un buen café, un chupito, y nos
pegamos un bañito para despejarnos.
Pasamos la tarde buceando por la cala:
La Mónica mirando con los prismáticos a un megayate que
había fondeado y había desembarcado a alguien en la pequeña cala donde
estábamos que tenía una mansión, y quería ver si era algún famoso. Según Mónica buscando por internet por el
nombre del barco era un magnate ruso que se dedica a las piedras preciosas… en
fin…
Las mujeres querían volver temprano para alquilar una moto e
ir a visitar la otra parte de la Isla, y la capital, pero entre una cosa y otra
levantamos el ancla que eran casi las 19:00h, y teníamos una travesía de 3h de
vuelta hasta San Antonio.
Llegamos ya de noche, sin ningún contratiempo, el piloto
automático funcionó correctamente todo el día… a ver si nos aguanta la travesía
de vuelta.
Esa noche era nuestra última noche, por lo que salimos los
cuatro a cenar, y luego nos fuimos de copas hasta las 3 o las 4 de la madrugada…
ya descansaríamos al día siguiente en la travesía de vuelta… por lo menos
algunos…
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