Al día siguiente parecía que ya no hacia tanto viento, por
lo que decidimos probar de ir a pasar el día a una cala. Nos habían recomendado
cala Varques, y nos dirigimos hacia allí. Nada mas salir de Portocolom, ya nos
dimos cuenta de que había mucho mar de fondo, por lo que el fondeo no sería
cómodo. Llegamos a cala Varques, pero al ver como entraban las olas en la cala
y como se movían los pocos barcos que habían, decidimos probar en otro lado.
Nos dirigimos a cala Virgili, que estaba un poco mas protegida de las olas.
Fondeamos y nos pegamos un bañito, pero la verdad es que el
fondeo era un poco incómodo.
Al cabo de una hora decidimos volver a Portocolom y comer
tranquilos, y probar de ir a la otra playa de Portocolom, esta vez cruzando la bahía
con la auxiliar para no andar tanto con el sol.
Antes de comer nos fuimos a tomar algo al bar del pueblo,
pero al ser domingo estaba cerrado. Ese mediodía tuvimos algún mal rollo, pero
poca cosa. Al final comimos tarde pero comimos, una ensalada de arroz que
preparó Montse, que todavía no había pillado el truco de cocinar en la pequeña
cocina del barco.
Después de comer cogimos la auxiliar y nos fuimos a pasar la
tarde a la playa de la carretera del faro.
Pasamos toda la tarde de relax en la playa, y al atardecer
volvimos al barco a cenar y disfrutar de la puesta de sol y de la presencia de
la luna llena que alumbraba toda la bahía de Portocolom.
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