Al día siguiente, amanecimos en la cala, después de pasar
una noche tranquila. Después de un bañito matutino, un buen desayuno, y
partimos rumbo a Pollensa.
La travesía fue tranquila, poco viento, y como siempre de
frente, a partir de media mañana no paramos de cruzarnos con grandes motoras,
que al igual que nosotros navegaban paralelas a la costa, y que al cruzarse con
nosotros nos regalaban sus enormes olas que zarandeaban nuestro pequeño
velerito…
En fin, poco a poco, fuimos haciendo millas y llegamos al
cabo de Formentor. Al doblar el cabo, el viento que nos venía todo el rato de frente,
se convirtió en un viento a favor, que empezó a subir.
Paramos a darnos un bañito en la cala Murta. Buscamos un
hueco entre los numerosos barcos fondeados, y solté bastante cadena ya que el
viento iba subiendo. Nos quedamos bastante cera de un velero, que nos llamó la
atención. Les dijimos que no se preocuparan, que sería solo un ratito, para
darnos un bañito.
Al cabo de un momento empezaron a entrar fuertes rachas de
viento en la cala, que rolaban sin sentido. El barco iba de un lado a otro, y
se acercaba demasiado a los otros barcos, por lo que una vez refrescados,
decidimos seguir rumbo a Pollensa y comer tranquilamente en puerto.
Las pocas millas que quedaban la pudimos hacer a vela,
navegando a la francesa, solo con el génova a una velocidad entre 4 y 5 kn.
Al entrar en la bahía dejé a Marc al timón, y el viento fue rolando,
por lo que tuvimos que cambiar el génova de banda, en lugar de virar por avante
el génova lo pasamos por detrás del enrollador… no sé que pasó pero noté algo
extraño al enrollarlo.
Finalmente llegamos a puerto después de 30 millas, re-llenamos el depósito
de gasoil, y nos dirigimos a nuestro amarre en el pantalán de PortsIB, donde
coincidimos con otro barco de Vilanova, un hermoso North Wind con bañera
central.
Nos aseamos un poco y
fuimos a comer algo, y pasamos la tarde haciendo un poco el turista, paseando y
tomando algo por las terrazas. Al atardecer fuimos al súper a comprar algo de
carne fresca y ensalada y cenamos un buen entrecot a la pimienta en el barco.
Después de cenar volvimos a pasear por Pollensa y nos sentamos en una terraza a
disfrutar de unos Mojitos.
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